• Levantá la cabeza cada 10 o 15 brazadas para orientarte. Practicalo en la pileta, sin parar de nadar y mantenete con pequeñas brazadas con los codos altos.
• Si viene una ola esperá a estar en la cresta para tomar la referencia visual de la boya.
• Cuando llegues a una boya, no empieces a nadar como loco, buscá la siguiente boya nadando con la cabeza afuera unas tres a cinco brazadas.
• Durante la entrada en calor buscá puntos de referencia en tierra firme, como antenas y edificios cercanos que te ayuden a orientarte.
• Bordeá la boya por fuera para estar menos expuesto a los golpes.
• En el tramo de vuelta hacia la playa dejate arrastrar por una ola, flotá sobre la misma y bracea al máximo aprovechando esa segunda inercia. Se puede ganar una ventaja sorprendente agarrando buenas olas.
• Cuando estés a punto de llegar a tierra firme no dejes de nadar hasta que no toques la arena con la mano. Si el agua te cubre por encima de la rodilla, vas a perder tiempo intentado avanzar caminando.
• Alterná la respiración para los dos lados, te ayudará a orientarte mejor.